4/07/2014

Cuando se le tiende la mano a un animal…



Hay ocasiones en las cuales, los animales se cruzan con personas que no les tratan como merecen, pero la historia de cepillo, un precioso podenco, es diferente.
Cepillo aparece en navidades en el pueblo Tornedizos de Arévalo, dejándose querer por todo aquel que se acerque a él. Poco a poco, Consuelo, una vecina del pueblo, empieza a darle de comer junto a su casa, y no solo eso, sino que también le deja ropa de abrigo en su puerta para que pueda pasar el invierno en las mejores condiciones posibles.
El perro, tiene un gran instinto cazador, por lo que muchas veces lleva a la casa de Consuelo liebres, conejos etc. y es aquí donde surgen las amenazas de los cazadores, cuyo argumento es, que el perro, está acabando con su afición, y por lo tanto quieren acabar con él.
Tras consultar con un veterinario el estado de salud del animal, y descubrir que era muy bueno, ponen carteles por el pueblo para darlo en adopción, con tal mala suerte que no han podido contactar con nadie que le ofrezca un hogar.
Un día, el perro no se acerca a la casa de lo que ha sido hasta ahora su fiel cuidadora, ella se preocupa, hasta tal punto que esa noche no puede dormir. Es entonces, cuando a las 3 de la mañana, escucha fuera de su casa los ladridos de un perro que reflejan dolor. Cepillo esta allí, pero esta vez ha tenido que llegar al lugar que le frece comida y mantas, arrastrándose con un cepo en una de sus patas.
Consuelo despierta a su pareja, y ésta consigue quitarle el cepo y ambos recurren después a realizarle las primeras curas.
Al día siguiente lo llevaron de nuevo al veterinario donde le proporcionaron antibióticos y vendas.
Por ello, Consuelo decide atarle en su casa, y al ver la tristeza del perro por no poder salir a pasear por el campo en libertad, no poder meterle en casa al tener ya una perrita en su hogar, y por el consejo del veterinario, Consuelo decide llamar a la protectora Scooby, y con mucha tristeza, sabiendo que ya no le verá cada día, habla con uno de nuestros trabajadores, Pablo, para que recojan a Cepillo, y le busquen un hogar en el cual no sufra el peligro de los cazadores, alejado de cepos, y con tanta comida y mantas como necesite.
Cepillo nos ha demostrado a todos lo bueno, dócil y cariñoso que es, ahora es vuestro turno ¿Queréis ofrecerle un hogar?