6/02/2012

Lucre: uno de tantos


La historia de Lucrecio (Lucre) es muy triste, pero también muy común en España. Lucre es  uno de los miles y miles de galgos abandonados en España cada año.  Un día más de trabajo aquí, realmente nada especial...

Cuando se le vio por primera vez en la calle tendría unos 5 meses, así que ahora tendrá más o menos un año. Como cachorro que era, lo pasó mal vagabundeando por ahí. Era invierno, con noches heladas y nada que le diera el más mínimo calor, ni mantas, ni cestas para dormir. Su cama eran los duros y fríos adoquines de la calle, así que es un milagro que este pequeño cachorro de galgo, tan sumamente delgadito, lograra sobrevivir.

Sufrió el ataque de un perro más grande que casi le costó la vida,  le hizo muchas heridas, pero sanó milagrosamente. Le persiguieron y le tiraron piedras,  lo que le hizo estar tremendamente asustado, siempre con miedo de salir a buscar comida y, por tanto, cada vez más débil. Para conseguir comer algo tenía que cruzar una carretera muy transitada, lo que también casi le costó la vida tres veces, así que al final renunció a hacerlo, gracias a Dios. Pero además, contrajo la Tos de las Perreras, aunque de nuevo se puso bien. La vida en las calles es implacable para un cachorro. Se sentía solo, perdido, asustado, con hambre y frío, ¿cómo podría seguir adelante con esta vida?

Un día un humano con un perro se acercó a él, aunque Lucre entró en pánico y echó a correr. Pero al día siguiente ese mismo humano y su perro estaban allí de nuevo y también al día siguiente, y al otro, hasta que poco a poco tuvo algo de confianza en ellos, sobre todo porque siempre le traían un poco de comida que engullía con mucho gusto. Estaba muerto de hambre y casi había renunciado a todo, hubiera preferido en ese momento dejar este mundo, que estaba muy lejos de ser bonito para él.


Gracias a este ser humano y sobre todo gracias a la comida, se fue recuperando. Esta persona, -que era una mujer, como os habréis imaginado-, le salvó la vida. Fue creciendo como un cachorro debe crecer y muy poco a poco aumentó su confianza en este ser humano en concreto. Lucre permitió que sólo esta persona le tocara y realmente le gustaba mucho, pero sólo ella y nadie más. Al mismo tiempo se convirtió en un perro muy conocido en el barrio y había más personas que le llevaban comida. Ya no se asustaba tanto de ellos e incluso a veces jugaba con otros perros del vecindario. Pero, obviamente, no podía vivir en la calle durante el resto de su vida, necesitaba una familia propia, un hogar cálido, con amor, cuidado y atención.

Así que un día Fermín Pérez, el jefe de Scooby, recibió una llamada telefónica preguntándole si podría llevarse a Lucre a Scooby si conseguía atraparlo, para ser adoptado por una familia. Afortunadamente Fermín estuvo de acuerdo. Sin embargo Lucre no pensaba lo mismo. No era lo mismo un golpecito en la cabeza a ser capturado y puesto en un coche. Como perro nunca se sabe lo que te va a pasar y él se había vuelto muy cauteloso hacia las personas, a pesar de sus promesas de que todo sería mejor para él de ahora en adelante.

Después de un par de semanas y algunos intentos fallidos de llevárselo, se decidió ponerle unas pastillas tranquilizantes en la comida y después de esperar durante un par de horas, se pudo conseguir - con un poco de esfuerzo - y lo subieron al coche. Por fin! Como estaba muy cerca de Valladolid, fue trasladado a la residencia de Scooby y allí sigue todavía.


Al día siguiente le dieron la libertad a unas 80 garrapatas que le utilizaban como vivienda y nuestro veterinario  le estuvo tratando también por otros bichos desagradables, tanto internos como externos.


Lucre se socializa a una velocidad asombrosa. Le encanta jugar con los otros galgos en su caseta y en el jardín. Él se acerca a ti y te da un buen abrazo, es amable y dulce, y ya sin miedo.  Como se puede ver en las fotos adjuntas es un galgo precioso.


Una vez más, hay que decir lo que ya he dicho antes: la gente no tiene idea de lo que abandona y en las calles se pueden encontrar verdaderas joyas.

Para Lucre han terminado los días de miseria y desesperación, ahora está esperando a que alguien se enamore de él y le adopte, pero todavía hay miles de Lucres vagabundos en España. Ojala sus míseras vidas acaben tan bien como la de Lucre.

Cobie