Por
cierto a pesar de que no suelo contar nada de mi vida privada esta vez lo voy a
hacer, mi padre era ganadero y teníamos ovejas, con lo cual obviamente estoy
acostumbrado a ver corderos y cabritos y os aseguro una cosa los miro ahora de
una forma absolutamente diferente a como los veía antes, me imagino que por
pura protección propia y a pesar de ser un crio no me permitía cogerlos cariño,
porque sabía que iban a ir al matadero y eso me podía herir en mis sentimientos
, con lo cual como protección trataba de no interaccionar con ellos para no
cogerlos cariño, ahora con los nuestros es diferente sé que estos tendrán una
vida larga y que por lo tanto me puedo permitir quererlos y creedme se les ve
de diferente manera.
La
yegua con regalo sigue sin parir, pero tiene que estar a punto de caer ya.
La
hospitalización va a muy buen ritmo, de hecho ya tiene casi las paredes y el
techo acabados, hemos aprovechado para remodelar el almacén de al lado, y lo
convertiremos en sala de espera para cuando abramos la clínica al público y en
ella estará la caldera y una almacén pequeño. Ya lo veréis porque creo que va a
quedar espectacular.
Seguimos
acondicionando la finca de mi familia para los caballos y demás herbívoros que como
veis siguen entrando, convirtiendo nuestro refugio en un verdadero santuario. Y
está casi terminada.