1/02/2016

Kenia, aprendiendo a sobrevivir con ceguera.




Hace unas tres semanas recibimos otra de esas llamadas a las que estamos tan acostumbrados en nuestras instalaciones. Y ésta tenía que ver con la recogida de un animal abandonado en un pueblo cercano a Zamora. Todo parecía normal, si hablar del abandono de un animal se puede considerar normal. Cuando llegamos nos encontramos un pequeño perro, con un aspecto frágil, atado a una valla, y sin apenas moverse. Alguien que vive por allí cerca estaba esperándonos, y nos dijo que la persona que nos había llamado, dueña del perro y por lo tanto la responsable legal, había decidido la noche anterior después de la llamada abandonar a la pequeña atada a la valla. Realmente es difícil entender lo que se le pasa a uno por la cabeza cuando abandona a una criatura en el medio de una fría y húmeda noche de diciembre. Yo no sé cómo sobrevivió pero estamos agradecidos de que así fuera. Y la cosa no acaba ahí, sino que tuvimos una mayor sorpresa cuando nos enteramos de que la pequeña estaba completamente ciega; estaba asustada, apenas podía moverse y, entre sollozos, tenía esa mirada de absoluto terror en su rostro. Los seres humanos no dejan de sorprendernos. De inmediato la llevamos a la enfermería, para que se pudiera recuperar del frío, deshidratación y desnutrición. A los pocos días la pequeña estaba recuperada milagrosamente y después de pasar por algunas pruebas, la perrita nos tenía reservada otra sorpresa. Kenia también es sorda y, a pesar de cómo le ha tratado la vida ella es muy simpática y afable, es una cachorro feliz y juguetona, cariñosa y alegre, y dulce, muy dulce, y por supuesto merecedora de una vida mejor. Nos vas a ayudar a difundir su historia_