11/08/2011

Mis prácticas en Scooby

A finales de agosto, un nudo me cierra el estómago por los nervios y la ilusión. El curso de cuidado de animales que estoy haciendo me exige hacer prácticas en el extranjero y, tras investigar en Internet, termino eligiendo Scooby. Seis meses sola en un país que no conozco y cuyo idioma no hablo... Nunca he viajado sola, ¡menudo salto al vacío!

El viaje no se me hace largo y en la estación de tren de Medina del Campo me espera Sandra, que me lleva en coche a Scooby. Le pregunto si queda mucho para llegar, ¡y me responde que ya estamos allí! Mi primera reacción es de escepticismo y sorpresa porque Scooby tiene un aspecto distinto al que se ve en el sitio Web o al de los refugios holandeses. Cuando me levanto para trabajar al día siguiente, todo este escepticismo se desvanece. Aunque las condiciones son inconcebibles en Holanda, he notado una pasión por los animales en este lugar que jamás he visto en ningún otro sitio. Los trabajadores dedican el día y la noche al cuidado de los perros para que estén lo mejor posible. Solo ha pasado un día y no me importa nada que falten algunas instalaciones, ¡estoy muy contenta de formar parte de este equipo!

 

He aprendido mucho durante estas seis semanas, por ejemplo cómo tratar, medicar y cuidar a los perros. También he aprendido algunas palabras en español y he podido practicar inglés. Pero lo más importante es que he podido desarrollarme a nivel personal. Los españoles me han enseñado a no estresarme tanto, he conocido a un montón de gente y, sobre todo, he estado en un país diferente por mi cuenta... ¡y me lo he pasado genial!

Durante mi estancia en el refugio he vivido un montón de experiencias. Incluso he disfrutado de la limpieza de los recintos todos los días gracias a la dulzura de los galgos. La primera vez que entras en sus recintos, te miran desde lejos... pero la siguiente vez que entras, te esperan moviendo el rabo. Son animales muy dulces y con un magnífico carácter.


También he tenido la suerte de poder cuidar a cachorros recién nacidos durante cinco días. Cuidar de cinco cachorros entre dos personas y darles de comer con biberones es mucho más agotador de lo que esperaba.

Los sábados también han sido una buena ocasión para conocer la noche de Medina del Campo, ¡aunque los domingos por la mañana son algo depres!

A primeros de octubre he tenido que despedirme de Scooby, sus perros, sus voluntarios... y ha sido mucho más difícil de lo que esperaba. Sin embargo, no hay por qué estar triste porque he decidido volver en verano.


Ahora, ya de vuelta en Holanda, me acuerdo mucho de Scooby. La pasión de los voluntarios y la generosidad y amabilidad de los trabajadores es un buen ejemplo para nosotros. No pretendo engañaros para que os hagáis voluntarios, pero es mi sincero recuerdo de lo que he vivido en Scooby.

Amigos, si estáis dándole vueltas.... ¡cuidado! Hacedme caso: si concéis Scooby, corréis el peligro de no querer volver. J

Jacky