Muchas
veces cuando tengo que ir a recoger a un
perro tengo que explicar que no hablo español que soy holandesa. Pero las
dificultades comunicativas no son realmente un problema para mi. A lo que no se
acostumbra esta “chica holandesa” es a rescatar galgos de la autovía o a
encontrarme a otros muchos atropellados. En mi país estas cosas no suceden.
Y
pese a que llevo aquí unos cuantos meses ya, no me acostumbro a recoger galgos
tan delgados que no sabes cómo pueden seguir vivos, a que la gente abandone a
sus perros tirándolos por encima de la verja del refugio o a encontrar muy
cerca de Scooby lo que podría haber sido
el escenario de una película de terror; el lugar donde decenas de galgos
han sido asesinados.
Todas
estas cosas me rompen el corazón una y otra vez. La gente me dice que siempre
estoy contenta pero la tristeza y las lágrimas están por dentro. La gente no ve las pesadillas que tengo a
veces. Pero pese a eso, seguiré rescatándolos como sea y dónde sea, ¡Seguiré
luchando por ellos SIEMPRE! Esto algún día tiene que acabar.