Son las 7:00 am los rayos del sol me dan en la cara y
me despierto. Me desperezo con un bostezo y me estiro para que todas las partes
de mi cuerpo sepan que hay que empezar a funcionar. Hoy quiero ser
positiva y me digo a mi misma que hoy será un buen día. Miro a mi alrededor e
intento recordar el lugar en el que estoy, solo se que es una protectora y que
se llama scooby, aquí me tratan bien y me cuidan pero yo necesito más, necesito
un sitio donde todas las caricias sean para mí, donde me presten más atención,
donde puedan darme paseos diarios y donde poder respirar diferentes olores.
Ahora estoy sola en este chenil metida porque en los
patios mis compañeros no me dejan comer, según me han contado alguno de ellos
lo han pasado muy mal y han estado días sin comer, a mí me dan pena y les doy
mi ración de comida hasta que un día me puse enferma de no comer. Es un sitio
más pequeño para poder estar, pero se que es provisional hasta que encuentre un
hogar.
Hoy será el día, me lamo las patitas con la intención
de ponerme guapa y me sitúo delante de la puerta y me siento esperando a que
llegue esa persona que me va a dar la oportunidad. Me cargo de energía positiva
y me digo que hoy será el día.
Después de esperar un buen rato de pronto entran unas
personas, uno de ellos es muy bajito (dicen que es su hijo) y viene
directamente hacia mi, yo me pongo muy contenta y muevo el rabo tanto que mi
trasero sigue el compás y el niño me sonríe y me acaricia. Que sensación tan cálida, la caricia
de ese niño hizo que mis sentidos se activaran a la vez y por un momento me
siento querida y apoyo mi cabeza en su manita y desee que ese momento durara
eternamente. Mi deseo no se cumplió y duro poco ya que la mama fue a por él y
le dijo que no habían venído a buscarme a mí que yo era muy grande para un piso
y que además era un “perro de caza” y que no valía como animal de compañía.
Todos mis sueños e ilusiones se esfumaron cuando ese
niño se fue y le vi desaparecer de la mano de su madre, me di
cuenta que estaba confundida, no era mi día, ni al siguiente, ni al otro,
todas las personas que pasan por mi lado o les soy indiferente o solo me dicen
”pobrecita”.
Y aquí sigo, esperando experimentar de nuevo lo que esa
persona pequeña me hizo sentir, ese calor y ese amor que me trasmitió con esa
caricia, como una manita tan pequeña puede hacer que me sienta tan bien y por
una vez en la vida me sentí querida… seguiré esperando esa oportunidad, no
perderé la esperanza solo espero que venga pronto …ese es mi deseo.