Los animales nunca dejan de sorprenderme. Hace
unos años tuvimos tres faisanes de raza Amherst -o faisán plateado- y siempre
creímos que eran tres hembras. Una de ellos murió y nos quedaron dos, de las
cuales una ponía huevos todos los años. Como eran exactamente iguales, llegamos
a pensar que las dos ponían huevos y también ambas dos las que hacían el nido.
Todo normal hasta este otoño, que sucedió algo muy curioso. Deborah debía estar
cansada de ser Deborah y decidió convertirse en macho cambiando completamente
su plumaje y pasando a ser Rafaello,
quien cada día tiene más plumas!
De nuevo: los animales nunca dejan de
sorprenderme.
Besos, abrazos y lametones de todos nosotros.
Fermín.