La galga estaba en medio de una rotonda de una
carretera de Valladolid, un peligro tanto para ella como para los coches porque
podía provocar un accidente. Por suerte, una mujer vio lo que estaba pasando y
llamó a Luz Díez, y entre las dos lograron meter a la galga en su coche para
traerla aquí.
Los agentes de policía me habían llamado para
avisarme del atropello, pero luego no hicieron nada. ¡Dejaron al pobre animal
herido en la carretera! Al menos podían haberme llamado otra vez para decirme
dónde estaba, ¿no?
La galga está muy dolorida, pero la notamos
algo más tranquila que ayer por la noche.
Un abrazo,
Cobie