Mi nombre es Hugo,
aun no tengo apellidos porque estoy a la espera de ser adoptado, podéis
llamarme D. Hugo ya que soy un verdadero caballero, vivo en un refugio de
animales en régimen de todo incluido y por supuesto en una habitación con las
mejores vistas, servicio de habitaciones diario
y un montón de extras, paseo y cepillado varias veces a la semana y
ración de mimos que me encanta: primero por el hociquito, las orejitas y luego
ya me encargo yo de ponerme panza arriba para un masaje corporal.
Aquí vivo muy
relajado, pero llevo ya demasiado tiempo así y necesitaría salir más, conocer
otros lugares, viajar, ver otras caras, hacer otras cosas, sobre todo más
ejercicio porque llevar una vida tan cómoda tiene sus desventajas y en los
últimos años he cogido un par de kilitos que con unos buenos paseos, juegos y
una dieta más baja en calorías podría perder sin problemas. El otro día escuche
decir a dos perritas que viven aquí en
el refugio que estoy como un tonel y no me gustó, creo que tampoco es para
tanto, está mal que yo lo diga pero soy un perro guapo, muy guapo y siempre he
cuidado mucho mi cuerpo y la verdad es que a mí tampoco me gusta verme así,
además en mi profesión no me lo puedo permitir, no os dicho a que me dedico, bueno,
dedicaba porque ahora estoy en paro, soy Galán, si, no os riais, soy un
verdadero conquistador, tengo locas a todas las perritas que conozco, aquí en
el refugio he conquistado a varias pero ya las tengo muy vistas y ellas ya conocen
mis artimañas y es aburrido, necesito conocer a otras perras a las que poder
camelar con mis encantos que son muchos, hace años era uno de los mejores en el
sector, tardaba poquísimo en conseguir que una dama cayese rendida a mis pies:
una mirada, unas palabras dulces, un tímido roce… que recuerdos… Me acercaba a
ellas despacito y las saludaba: - Hola
preciosa, no te había visto nunca por aquí, ¿quieres que paseemos juntos?, yo
me llamo Hugo y vivo aquí cerca, tengo debilidad por las damas tan bellas como
tú, con ese pelaje tan bonito y ese movimiento de rabo que me vuelve loco, me
gustaría conocerte mejor, si quieres quedamos esta noche, pasearemos y
charlaremos tumbados en el césped bajo la luz de las estrellas, déjame
conocerte mejor, no te arrepentirás.- Después me acercaba a ellas y les
susurraba al oído: - Te esperaré el
resto de mi vida – con mucho cuidado les rozaba la patita para que sintieran un
escalofrío de esos que te recorren todo el cuerpo, una caidita de pestañas y
una sonrisa de oreja a oreja y por la noche allí estaban, puntuales a su cita y
dispuestas a disfrutar de mis encantos perrunos. En mi barrio tenía el record
de conquistas y era la envidia de los demás machos que al no ser tan guapos ni
tan profesionales como yo no tenían tanto éxito.
Llevo ya varios años
en paro y me gustaría volver a ejercer pero para eso necesito salir del
refugio, que alguien venga a por mí, me lleve con él, que me dé la oportunidad
de demostrar lo mucho que valgo porque
soy un perro precioso, de esos que cuando salen a la calle todo el mundo se
fija en ellos diciéndole a su dueño lo guapo que soy y haciendo que a cada paso
dicho dueño se sienta orgulloso de tener un perro tan bonito: - Uy! Que perro
tan guapo, que preciosidad, ¿Cómo se llama? – Eso es lo que dirán.
Además debo volver a
mi trabajo y espero que sea cuanto antes, si queréis conocerme y aprovechar
esta gran oportunidad acudir a la Protectora Scooby, en el Polígono los Llanos de
Zamora, estaré encantado de recibiros, preguntar por D. Hugo, charlaremos y
seguro que terminamos llegando a un acuerdo que requerirá ciertos compromisos
por ambas partes, yo me comprometo a ser un buen perro, educado, cariñoso,
limpio y sociable como cualquier buen Galán que se precie, me comprometo a
defender nuestro hogar y a mi dueño arriesgando mi vida si fuera necesario, a
estar a su lado en los buenos y en los malos momentos, a molestar lo menos
posible ladrando solo cuando sea estrictamente necesario, a ser agradecido por
sus cuidados, me comprometo a recibirle con buena cara cuando regrese a casa
después de un largo día, a respetar sus cosas y su espacio y a estar siempre
dispuesto a obedecerle y sobre todo me comprometo a ser su amigo más fiel el
resto de mi vida, a cambio solo pido que la persona que decida adoptarme se
comprometa a darme los cuidados justos y necesarios para tener una vida digna y
que me deje seguir ejerciendo mi profesión, por último hay un compromiso mutuo
indispensable en el que los dos nos comprometemos a no abandonarnos el uno al
otro.
Ahora solo me queda
esperar que alguien decida que me necesita en su vida, no tardéis mucho en
decidiros porque es una oportunidad única de las que se presentan una vez en la
vida, os estaré esperando.